Un clásico de Calderón de la Barca, en la sala Martín Coronado, del San Martín. Muy buenas actuaciones, con unos toques de comedia aportados por Clarín. Al ser un solo personaje el que aportaba el humor, no le quitaba dramatismo al total de la obra. Con algo de participación de público y una escenografía mínima, es totalmente recomendable.
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