Vi esta obra del FIBA 2009 en el Teatro San Martín, a sala llena. Es francesa y me parecio muy básica, muy simple con actuaciones discretas y muchos silencios. Todo en la obra remitía a la monotonía, la soledad, el hilo conductor era lo inexpresivo de los actores. Se puede pensar que el autor quiso mostrar lo efímero del arte, la soledad, la rutina. Si este era el objetivo lo logró. Por supuesto si hubiese sido una obra Argentina y fuera del marco del festival, creo yo que no hubiese obtenido los cálidos aplausos del público y las risotadas casi obsenas durante la función. Conclusión, hubiese ido a ver cualquier otra cosa.
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